En un hito sin precedentes para la humanidad, el número de centenarios, personas que alcanzan o superan los 100 años de edad, está en auge, marcando el comienzo de una era donde la longevidad redefine las expectativas de vida. Según las estimaciones de la División de Población de las Naciones Unidas, el mundo contabilizó más de 621.000 personas centenarias en 2021, con proyecciones que apuntan a superar el millón antes de la llegada del 2030. Este fenómeno, antes considerado una rareza, se ha convertido en un testimonio de los avances en la salud, la nutrición y las condiciones de vida, particularmente desde la segunda mitad del siglo XX.
El incremento de los centenarios y, en particular, de los «supercentenarios» (aquellos que alcanzan los 110 años o más), no solo agrada al público en general, sino que ha capturado el interés de la comunidad científica. Los investigadores se interesan en el estudio del envejecimiento, buscando comprender las claves genéticas y los estilos de vida que contribuyen a una vida más larga y saludable. Sin embargo, la creciente población de edad avanzada no está exenta de desafíos, incluyendo la sostenibilidad de los sistemas de protección social y la calidad de vida en los años dorados.
Magda: Un brillo ejemplar en la tercera edad
Es la propietaria del restaurante Isla de la Fruta en Salinas. Es un claro ejemplo de una vida vivida con determinación. Desde hace 25 años, ella misma atiende y sirve en su restaurante, infundiendo su excelente sazón en cada plato. A sus 82 años encuentra en su restaurante y en la atención a sus clientes su principal fuente de energía.
Con la llegada de la pandemia, Magda, como muchos otros, enfrentó momentos de incertidumbre, sin saber qué esperar del día siguiente. Durante el confinamiento, sufrió la pérdida de seres queridos, lo cual fue profundamente doloroso. Sin embargo, lo más notable fue su capacidad de resiliencia; se reorganizó e implementó medidas de seguridad sanitaria en su restaurante para asegurar que sus clientes pudieran seguir disfrutando de su menú en un ambiente seguro.
Conocida cariñosamente como Magda por todos, tanto adultos como niños, ella cuida meticulosamente su salud, asistiendo puntualmente a sus citas médicas, además ella misma realiza las compras en el mercado y participa de las fiestas a las que es invitada. Su actitud positiva y su espíritu inquebrantable son fuente de admiración para quienes la conocen.
Ecuador, por ejemplo, refleja esta tendencia global con cambios demográficos significativos que resaltan el aumento de su población adulta mayor, lo que pone a prueba la capacidad de sus sistemas de protección social. El país ha realizado esfuerzos considerables para adaptarse a esta nueva realidad, enfocándose en el fortalecimiento de su marco de protección social para brindar atención y cuidados a lo largo del ciclo vital.
El último censo realizado por el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INEC) el 21 de septiembre de 2024 registró 1.520.590 personas de 65 años o más. Se identificó que existe una mayor proporción de mujeres adultas mayores, representando el 53.6% (815.136 mujeres) en comparación con el 46.4% (705.454 hombres) de hombres. Desde 2010, el porcentaje de la población adulta mayor ha incrementado de un 6.2% a un 9% en 2022. En cuanto a las personas de edad centenaria, el censo reveló que la provincia de Loja tiene la mayor proporción de adultos mayores con relación al tamaño total de su población, con un 11.9% (57.799), seguida de Bolívar con un 11.7% (23.272) y Cañar con un 11.6% (26.481). A nivel nacional, hay 2.738 personas de 100 años o más. Las provincias de Morona Santiago, Zamora Chinchipe y Loja albergan la mayor cantidad de personas centenarias en relación con su población adulta mayor.
En este contexto, la gerontología emerge como un campo clave, proporcionando una comprensión integral del envejecimiento y ofreciendo estrategias para abordar los desafíos asociados. Expertos, como María Auxiliadora Ron, enfatizan la importancia de integrar servicios gerontológicos en la comunidad y reconocer las contribuciones valiosas que las personas mayores pueden ofrecer a la sociedad.
El aumento de la población centenaria es un reflejo de los progresos de la humanidad en numerosos frentes, desde la medicina hasta la calidad de vida. Sin embargo, este logro trae consigo la necesidad de repensar y remodelar nuestras estructuras sociales, económicas y de salud para garantizar que el envejecimiento de la población sea una oportunidad para enriquecer nuestras sociedades, no un desafío insuperable. Con la colaboración entre Gobiernos, comunidades y expertos en gerontología podemos abrazar la era de la longevidad con optimismo y preparación.
¡Descubre más sobre la tarea que realiza Mariuxi, los retos y desafíos que enfrenta en esta nueva edición de Conversaciones frente al mar!