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viernes, enero 10, 2025
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El zapote amarillo: tesoro tropical de la costa ecuatoriana

El zapote amarillo (Matisia cordata o Quararibea cordata) es originario de las estribaciones tropicales de la cordillera occidental de los Andes de Ecuador, Colombia y Perú, donde abunda. Sin embargo, es en la costa de Ecuador donde es tan común que se considera indispensable en los patios de las casas montuvias por sus deliciosos frutos. Además, se utiliza como sombra dentro de las huertas de cacao.

El árbol de zapote crece hasta 15 metros de altura, y sus flores se ven en gajos en ramas y en el tronco. Su deliciosa fruta tiene altos contenidos de antioxidantes, vitaminas, minerales, almidones y fibra. El destacado fruticultor y «Plant Hunter» estadounidense William F. Whitman (1914-2007), en su libro «Cinco décadas con frutas tropicales», hace especial énfasis en esta espectacular fruta y tenía un árbol de zapote en su casa de Miami debido a su belleza.

Desde que nací, he visto árboles de zapote, ya que en el patio de la casa hacienda de mi abuelo en Naranjal había uno enorme. Él decía que en esa época, el árbol ya tenía más de 100 años de edad y era refugio para loros y toda clase de pájaros, aunque también de las “cigarras”, que comenzaban a cantar al unísono al caer la tarde anunciando una lluvia torrencial.

Las ‘verrugas’ en las hojas del Zapote Amarillo, causado por el ácaro Phytoptus matisiae. A pesar de su apariencia, estas peculiaridades no afectan la calidad de los frutos. Foto: Cortesía

Siempre tuve la curiosidad de saber la razón de las “verrugas” que tienen siempre en sus hojas redondeadas en forma de corazón, y hasta hoy supe que son producidas por un ácaro (Phytoptus matisiae) que, al alimentarse de la hoja extrayendo la savia, inyecta en el envés una sustancia tóxica que hace brotar estas “verrugas” en el haz de la hoja. Según investigaciones realizadas, no causan daño a los frutos, que pueden llegar a 700 por árbol y por cosecha.

Los árboles sembrados de semilla inician producción a los 5-7 años, mientras que los “injertados” producen su primera cosecha a los 3 años.

“Dichoso y querido viejo árbol de zapote que sigues presente desde niño en el paisaje de mi mente, dando frutos y refugio permanente en estos tiempos por demás inclementes.”

Sergio Cedeño Amador
Sergio Cedeño Amador
Miembro de la Academia de Historia del Ecuador
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