La experiencia de recorrer el mundo y descubrir las maravillas que se esconden en cada rincón han hecho que muchos apasionados por el arte de la fotografía se embarquen en una travesía por capturar estas diversas excentricidades.
Este es el caso del fotógrafo guayaquileño Manuel Avilés Prieto, quien se propuso viajar por todo el Ecuador y parte del mundo, inmortalizando a través de su cámara no solo los paisajes y lugares icónicos del planeta, sino también su gente y sus costumbres.
A pesar de que se han enfrentado dificultades laborales como fotógrafo debido a la creciente competencia en el mercado laboral, en especial de los fotógrafos empíricos que ofrecen sus servicios a un menor costo, inició un proyecto que tiene como meta final recorrer 75 países, las 7 maravillas del mundo y los 5 continentes, entre otras cosas, sin embargo, comentó que lo más difícil de llevar a cabo este viaje fue tomar la decisión de hacerlo.
Pues esto implica realizar muchos sacrificios, como no dormir bien, dormir en sitios incómodos (aeropuertos) y no alimentarse adecuadamente, pasar frío y calor o malos ratos, pero todo esfuerzo vale la pena cuando de premio obtienes la captura de extraordinarias de fotografías.
Manuel recalcó que para llevar a cabo esta práctica es necesario estar preparado para resolver problemas y adaptarse a situaciones incómodas, y que tanto hombres como mujeres se pueden aventurar a viajar por el mundo, pero con las debidas precauciones de seguridad.
Con respecto a las experiencias que adquirió durante su estadía por diversos países, Avilés expresó que tuvo la oportunidad de visitar Pakistán debido a un contratiempo en su trayecto a Nepal. Cuando estaba en el consulado para tramitar su visa de ingreso a Pakistán, el cónsul paquistaní le pidió que ayudara a cambiar la percepción negativa que algunos tienen sobre su país.
Este acontecimiento fue muy positivo para él, pues se dio cuenta de lo importante que es aceptar las diferentes culturas y no juzgarlas basándose en prejuicios o estereotipos, porque las percepciones pueden cambiar a través del contacto con personas locales, tal y como sucedió con él.
En cambio, tras su paso por Etiopía pudo conocer diferentes tribus como los Mursi, Daasanach, Masái Mara y los Hamer, en donde capturó las mejores fotografías de su travesía, pero experimentó sentimientos encontrados con la última tribu, ya que su actitud siempre fue de enojo y no quería ser fotografiada, desmotivándolo a continuar con su labor.
Por otra parte, en África recuerda haber visto monos y cebras desde su ventana del hotel tras estar en un safari, en donde le advirtieron tener cuidado con los babuinos y chacales, ya que estos animales podrían entrar a las carpas abiertas y tomar sus objetos personales.
También pudo observar de cerca a los baobabs en Madagascar, los cuales son árboles que están en peligro de extinción.
De igual manera, en la India fue partícipe del festival Holi, en el que se celebra la llegada de la primavera, esparciendo polvos de colores, por este motivo empezó a conversar con una señora que vendía estos polvos. Para ganar su confianza decidió unirse a ella en un baile, con la intención de que ella se sintiera cómoda para posar en una fotografía.
Pero este momento hizo que este viaje fuera muy sensible, pues la señora empezó a bailar apasionadamente, lo cual era especial, ya que durante ese instante las castas sociales no existen y ese día en particular es el único en que ella puede permitirse el lujo de bailar sin restricciones
Recordó una frase que le encanta de Steven McCurry, uno de sus fotógrafos favoritos, que dice: “Tú tienes que llegar a ser invisible para que el alma de la gente pueda salir a flote y recién ahí puedas tomar fotos”.
Algunas de las fotografías que ha capturado son la de una mujer Sadhu, mujeres plantando algas en la isla de Jambiani en Zanzíbar, la montaña del Himalaya, a Turquía, San Blas en Panamá, entre otros lugares.
Avilés también manifiesta que es necesario promover el intercambio con otros países para apreciar plenamente lo que Ecuador tiene para ofrecer. Los recursos que se poseen han sido un milagro de la naturaleza y accesibles sin costo alguno, con un gran potencial de atraer turistas. Sin embargo, es importante la mejora continua de la calidad de los servicios y los productos turísticos.
Mira la entrevista completa con Manuel Avilés Prieto en «Conversaciones frente al mar».