El amorfino es el verso y la canción del montuvio de la Costa del Ecuador, pero hay pocos «amorfineros» como Alfredo Goya, de Palestina, a quien los amorfinos le brotan como catarata y a 10 por minuto sin repetir ninguno, es decir, «habla en amorfino» que es lo que hace un «amorfinero repentista» y por eso hace años que se ganó el título del Rey del Amorfino.
"Cuando canto un amorfino no lo hago por afición lo canto porque soy montuvio y lo llevo en mi corazón"
Hace años cuando lo buscaba en el pueblo de Palestina para conocerlo y «ganar su amistá», pregunté por él en el parque del pueblo donde todo se sabe y me dijo un viejo: «Don Alfredo está en el cementerio» y con gran pena le dije : «¿Y cuándo murió?» , y el viejo me dice : «No ha muerto, él es el administrador del cementerio». Qué alivio sentí.
Lo busqué allí y allí comenzó la «amistá» cuando en ese momento comenzó a versear y un obrero que cavaba una tumba le pregunta: «don Alfredo, ¿qué medida le doy al ‘hueco’?» y él le dice: «2 por 1 por 1” y ante mi cara de sorpresa me dice: «2 metros de largo, 1 de ancho y solo 1 metro de hondo porque aquí la tierra es durisisísima y mejor que los muertos queden encimita nomás».
Desde la pandemia no lo veía y su teléfono no contestaba, por lo que pensé nuevamente que había fallecido, pero un amigo me dijo “don Goya vive” y anteayer tuve la suerte de verlo de nuevo y de gozar oyéndolo “hablar en amorfino”.
Me contó que cumple 76 años en octubre, por lo que ya se jubila pronto del cementerio de Palestina y que me va a invitar a la gran fiesta de despedida en el mismo cementerio con banda de pueblo y amorfinos pa’ los muertos.
Don Goya es un orgulloso montuvio y me cuenta que ese arte del amorfino lo heredó de su madre que era una montuvia legítima de los “laos de Guare de Baba” y que “verseaba” el día entero; que ha tenido 23 hijos en 5 mujeres, pero cree que la actual es la última ya que es jovencita y no hay tiempo para más.
Al decirle que es peligroso tener mujer tan jovencita me responde con un “amorfino”:
“Ya no me importa ni eso si el “seco e pato” que me estoy comiendo ya no le queda ni el hueso”
Y aunque los montes y potreros de la zona están inundados, las culebras andan alborotadas y los peligros acechan por doquier, no hay como mejorar la salud mental oyendo a Alfredo Goya Guerrero, el Rey del Amorfino.