El 18 de agosto conmemoramos el Día de la Prevención de Incendios Forestales, un recordatorio contundente de la urgencia de intensificar los esfuerzos, tanto de la sociedad como de las autoridades, para proteger nuestros invaluables recursos naturales. Estos incendios no solo ponen en peligro la biodiversidad y el medioambiente, sino que también afectan directamente a las comunidades que coexisten con los bosques.
La principal causa de estos desastres naturales son las actividades humanas irresponsables, seguidas de condiciones climáticas extremas. A lo largo del último año, nuestra región ha experimentado un aumento alarmante en estos siniestros, comprometiendo la riqueza biológica y la calidad del aire que respiramos.
Un ejemplo impactante de la magnitud de estos incendios se dio recientemente en Canadá. Durante este año, 2023, grandes incendios forestales en territorio canadiense generaron una espesa capa de humo que cruzó las fronteras, llegando a Estados Unidos, incluyendo áreas tan distantes como Nueva York. Esta situación resultó en la cancelación de vuelos y eventos al aire libre, reafirmando la necesidad de cooperación internacional y estrategias conjuntas para combatir este flagelo.
Charles Bukowski lo expresó claramente: “Una sola chispa puede prenderle fuego a un bosque”. Aunque es cierto que fenómenos naturales como los rayos pueden desencadenar incendios, las acciones humanas están detrás del 99 % de estos eventos, ya sea por imprudencia, negligencia o actos deliberados.
Enfrentar esta amenaza requiere de una respuesta colectiva y coordinada. Las autoridades, ciudadanos y organizaciones deben trabajar juntos, promoviendo educación y sensibilización sobre la gravedad del problema y la importancia de adoptar prácticas sostenibles en nuestro día a día. Es responsabilidad de todos cuidar y proteger nuestros ecosistemas.
