A mediados del siglo XIX la producción de la paja toquilla tuvo un gran avance en la región Interandina sur del Ecuador, llegando a ser una fuente de ingreso de suma importancia para las provincias del Azuay y Cañar.
Estos también son puntos principales para la manufactura de sombreros de paja toquilla, siendo el 90 % de su producción para la exportación.
Cuenca, aunque no es una zona de cultivo de la Carludovica Palmata, es una de las ciudades donde hay mayor afluencia de turistas y compradores, todo gracias a los diversos museos y fábricas donde se pueden adquirir de diversos estilos y calidades de los «Ecuador Hats».
Los artesanos suelen adquirir la materia prima lista para trabajar en los mercados, donde una vez comprada comienzan a dividir la paja para que el resultado final sea de la mejor calidad.
La elaboración de un solo sombrero puede tomar mucho tiempo, ya sean meses o poco más de un año por su laboriosidad o por la calidad del material empleado. Pero la diferencia entre los sombreros elaborados en la Costa y en la Sierra es que el frío de la Sierra ayuda a que la fibra no se rompa y que pueda ser fabricado en cualquier lugar, mientras que en la Costa debe cuidarse del clima y sol para evitar que la fibra se rompa o tuerza.
Todo aquel que visite Cuenca debe tomarse un momento dentro de su paseo turístico para apreciar la historia de los sombreros, admirar el arte impregnado en el tejido y confección y de paso acceder a un sombrero original, de buena calidad a un precio accesible que puede rondar desde $ 50 en adelante.
Cabe mencionar los lugares donde se pueden hallar las comunas tejedoras de paja toquilla en Azuay: Molleturo, Luis Cordero, Checa, San Joaquín, Sidcay, Tarqui, Bella Vista, San Fernando, Tullupamba; El Pan, Oña, La Unión, Pucará, Ricaurte, Santa Isabel, Cuchil. En la provincia de Cañar están las comunas de Solano, Nazar, Déleg, Uishil, Azogues, Luis Codero; Zhud.