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Servir con el corazón: el valor de quienes honran lo público con vocación y honestidad

El legado de Marlon González Saltos y la fuerza de una comunidad unida

Las personas que tienen la oportunidad de trabajar en la administración pública llevan en sus manos una responsabilidad que va más allá del cargo: la de servir con el corazón, con compromiso y con la convicción de que las instituciones existen para construir bienestar, no para beneficio personal. Ser parte de un equipo que trabaja desde la organización, la constancia y la transparencia deja un legado que trasciende nombres y periodos.

Esa es la esencia que la Escuela de Ciudadanía de El Costanero busca rescatar: demostrar que sí es posible ejercer la función pública con ética, pasión y sentido ciudadano. La historia de Marlon González Saltos, exdirector de Turismo de Naranjal, refleja ese compromiso. Su gestión se convirtió en ejemplo de cómo la honestidad, el trabajo en equipo y el amor por el territorio pueden transformar una comunidad y convertir el servicio público en un verdadero acto de vocación.

Marlon González, exdirector de Turismo de Naranjal, junto a otros directores de turismo de la provincia del Guayas, durante una jornada de coordinación institucional enfocada en fortalecer la promoción turística y el trabajo conjunto entre los cantones. Foto Jonathan Miranda
Marlon González, exdirector de Turismo de Naranjal, junto a otros directores de turismo de la provincia del Guayas, durante una jornada de coordinación institucional enfocada en fortalecer la promoción turística y el trabajo conjunto entre los cantones. Foto Jonathan Miranda

Ese compromiso se hizo realidad en Naranjal, un cantón del centro de la provincia del Guayas, donde el turismo se ha convertido en una expresión de identidad y orgullo. Desde allí, González comparte la experiencia de un proceso que trascendió gestiones y administraciones para convertirse en un legado comunitario.

Al asumir la dirección de Turismo, reconoce que su percepción inicial del área no era positiva. Desde su anterior cargo en Talento Humano veía poca acción visible, pero la vida le dio la oportunidad de transformar esa visión desde adentro. Su formación en administración, marketing y publicidad le permitió realizar un diagnóstico institucional que reveló debilidades, pero también un potencial enorme. Encontró en Naranjal un cantón lleno de recursos naturales, culturales y humanos que solo necesitaban organización y promoción. Ese diagnóstico fue el punto de partida para estructurar una hoja de ruta orientada a fortalecer la institucionalidad, promover la identidad territorial y proyectar al cantón como un destino turístico.


Su mayor desafío, dice, fue mantener la cohesión institucional y superar los celos internos, demostrando que los proyectos públicos solo prosperan cuando se trabajan con unidad.


El punto de partida fue la gastronomía. Naranjal ya era conocido como un punto de paso culinario desde los años en que los habitantes ofrecían sus tradicionales secos de gallina, guanta o menestra con carne asada a orillas de la carretera Panamericana. “La gastronomía es identidad, economía y cultura”, explica González. Bajo esa premisa, impulsó la idea de convertir esa tradición espontánea en una propuesta planificada. Con ello, Naranjal dejó de ser una simple parada para transformarse en un destino que combinaba sabor, historia y sentido de pertenencia.

La riqueza natural del cantón también fue clave en este proceso. Las Siete Cascadas del Cerro de Hayas, las aguas termales de Jesús María, el zoológico Jambelí, las reservas de Churute y las comunidades shuar fueron parte del inventario turístico que se integró en una propuesta coherente. González destaca que el turismo debía construirse con alianzas y no con discursos. Por eso, articuló acciones junto a la Prefectura del Guayas, el Ministerio de Turismo y otras instituciones, generando espacios de formación, promoción y cooperación.

El Cangrejo Fest de Naranjal congrega a miles de visitantes en una celebración que combina gastronomía, cultura y tradición, consolidando el legado de una gestión que impulsó con fuerza la identidad local.
El Cangrejo Fest de Naranjal congrega a miles de visitantes en una celebración que combina gastronomía, cultura y tradición, consolidando el legado de una gestión que impulsó con fuerza la identidad local.

Pero, el gran hito de su gestión ha sido la consolidación del Festival Gastronómico del Cangrejo Rojo. La historia de este símbolo naranjaleño comenzó en 2005 con la iniciativa del chef Leonardo Morán, quien realizó la Ensalada de Cangrejo más Grande del Mundo. Años más tarde, Marlon González Saltos retomó y fortaleció esa idea, profesionalizando la organización del evento y dándole proyección nacional.

Entre 2011 y 2013, la Dirección de Turismo impulsó las Ferias Gastronómicas y Turísticas FEGATUR, realizadas en el complejo deportivo Melesio Suárez. En 2012, durante una de esas ediciones, se presentó oficialmente la marca Tierra del Cangrejo Rojo en Guayaquil, marcando el inicio de una identidad propia para el cantón. Posteriormente, entre 2014 y 2016, se celebró la Feria Gastronómica del Cangrejo en el parque del barrio San Miguel, abriendo el camino para lo que en 2017 y 2018 se consolidaría como el Festival Gastronómico del Cangrejo Rojo, una propuesta cultural y turística que unió a cocineros, emprendedores y familias enteras. “El festival no era solo un evento de venta de comida, era un día de júbilo y orgullo por lo nuestro”, recuerda González.

En 2019, otra administración retomó la organización del festival, lo que evidenció que el proyecto ya había trascendido gestiones individuales y se había convertido en un verdadero patrimonio comunitario. Durante la pandemia, en 2020, González, ya fuera del cargo, organizó junto al gremio de chefs de Naranjal un mini festival en cada establecimiento, bajo el nombre “Festival Vive”, una iniciativa ciudadana que contó con el respaldo del GAD Municipal y permitió mantener viva la tradición pese a las restricciones sanitarias. En 2022, de regreso a la Dirección de Turismo, lideró nuevamente el festival, alcanzando un récord de 60 000 platos vendidos y llevando el evento hasta Loja, durante la Semana de las Artes Vivas, en representación de la gastronomía costera ecuatoriana.

Una de las escenas más esperadas del Festival del Cangrejo Rojo: la tradicional carrera del cangrejo, símbolo de alegría y unión comunitaria en Naranjal. Foto cortesía
Una de las escenas más esperadas del Festival del Cangrejo Rojo: la tradicional carrera del cangrejo, símbolo de alegría y unión comunitaria en Naranjal. Foto cortesía

Uno de los pilares del éxito fue la participación de los cangrejeros. González reconoce que su trabajo fue fundamental: “Ellos no fueron invitados, fueron protagonistas.” Las cooperativas 6 de Julio, El Porvenir y otras comunidades aportaron con ideas, concursos y actividades que enriquecieron la programación. De esas alianzas nació el lema La Capital del Cangrejo Rojo, que con el tiempo se transformó en un sello de identidad para Naranjal y en un referente del turismo gastronómico sostenible en la Costa ecuatoriana.

De diez mil platos vendidos en 2012 se pasó a sesenta mil en 2022, y hoy las cifras rondan los cien mil. González lo considera un motivo de orgullo, pero también de reflexión. “El festival no debe perder su esencia cultural y turística. Debe seguir siendo un espacio para conocer Naranjal en toda su riqueza”, afirma.

En las cercanías de Naranjal, la comunidad Shuar mantiene vivas sus tradiciones. Formada por 16 familias provenientes de Morona Santiago, esta comuna indígena conserva su identidad ancestral a través de la danza, la artesanía y el respeto por la naturaleza.
En las cercanías de Naranjal, la comunidad Shuar mantiene vivas sus tradiciones. Formada por 16 familias provenientes de Morona Santiago, esta comuna indígena conserva su identidad ancestral a través de la danza, la artesanía y el respeto por la naturaleza.

A lo largo de su gestión, Marlon González Saltos impulsó alianzas con universidades, asociaciones de chefs y entidades gubernamentales. Para él, el turismo no tiene banderas políticas: es una causa común que se construye con continuidad y sentido colectivo. Su mayor desafío, dice, fue mantener la cohesión institucional y superar los celos internos, demostrando que los proyectos públicos solo prosperan cuando se trabajan con unidad.

Hoy, con el festival consolidado y el cantón reconocido por su potencial turístico, González reafirma su mensaje:
“El Festival Gastronómico del Cangrejo Rojo no pertenece a una administración ni a una persona; pertenece a todo un pueblo. Su fuerza está en la unidad y en el amor por Naranjal.”

Su historia refleja una lección que trasciende fronteras: el turismo, cuando se construye con pasión, identidad y trabajo en equipo, se convierte en un legado que perdura.

 

 

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