Este es otro árbol fabuloso y muy popular en la zona montuvia del Ecuador y en muchos países tropicales de América, ya que su fruto es delicioso, fresco y es usado en batidos, helados y mermeladas.
El mamey (Pouteria sapota) es miembro de la familia botánica Sapotaceae, igual a la que pertenecen el caimito, el níspero, el cauje, el canistel, lúcuma y otros.
Es originario de las selvas del sur de México, especialmente de los estados de Chiapas y Tabasco y de las zonas selváticas de Guatemala y Belice, donde se han encontrado muchas especies silvestres o criollas.
Desde la época prehispánica el mamey, cuyo nombre en náhuatl es tetzáptl, ha estado ligado a las culturas mayas y aztecas, ya que en las antiguas recetas del chocolatl la semilla del mamey llamada pixtle era ingrediente indispensable, así como la vainilla, el achiote, el maíz y el ají, todo lo cual era molido con las semillas del cacao y luego le agregaban agua caliente para tener una ‘bebida caliente y espumosa’ consumida principalmente por las élites.
Hoy en día la semilla del mamey se sigue usando en varias bebidas ancestrales de México, tales como el famoso pozol, el atole y el téjate, muy populares en los estados de Guerrero, Puebla, Tabasco y Oaxaca, donde además se extrae su aceite industrialmente para diferentes cosméticos para la piel y el cabello.
La fruta del mamey, cada vez más popular en Estados Unidos y Latinoamérica, es muy beneficiosa para la salud por su alto contenido de vitaminas B y C, varios minerales, grasas y proteína.
Actualmente en Yucatán, México, y en Florida, Cuba, Nicaragua, Ecuador, etc., las variedades más sembradas son la magaña que llega a pesar hasta 1,5 kgs/fruta, y la pantin (1 kg), las cuales ocupan el 90% de las nuevas siembras, aunque otras variedades más pequeñas como la valiente y rivera son también de excelente sabor para los insuperables batidos o helados de mamey.
Como ornamental el árbol es bellísimo, sobre todo en la época de floración, donde sus miles de flores amarillas atraen con su perfumado olor a miles de insectos que realizan la indispensable polinización.
Es tan rico y oloroso el mamey que hasta los poetas le dedican versos:
“…del bosque hasta la Sierra,
mil frutas exquisitas
para la diosa lleva.
Las toma una tras otra
la madre Venus tierra
y al labio las conduce
y las desflora apenas
la boca aún impregnada
con el sabroso néctar.
Al cabo le presenta
del mamey delicioso
la perfumada esencia…”
Anónimo
Nunca olvido de niño cuando por mi antigua casa en la calle Esmeraldas y 9 de Octubre pasaba el vendedor gritando a voz en cuello ‘Mamey coloradooooo’ y corríamos a llamarlo.
CC: Algunas frutas de árboles del zamorano Mauricio Valarezo Córdova