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martes, mayo 13, 2025
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La Niña sin Miedo no fue vencida

El conflicto con el toro la llevó al corazón del poder financiero

La ciudad de Nueva York guarda historias en cada rincón. Algunas se susurran en las calles; otras, se graban en bronce. Esta es una de esas historias que vale la pena conocer… ¿Sabías que uno de los íconos más famosos de Wall Street fue instalado ilegalmente? ¿Y que una niña de bronce llegó décadas después a desafiarlo cara a cara?

Todo comenzó en 1989, cuando el escultor italoamericano Arturo Di Modica colocó clandestinamente una escultura frente a la Bolsa de Valores como regalo de Navidad para la ciudad. Su obra, Charging Bull, representaba la fuerza, el coraje y la esperanza del pueblo estadounidense tras la crisis financiera de 1987. Aunque la ciudad no había autorizado su instalación, la reacción del público fue tan positiva que, luego de ser incautado por la policía y enviado a un depósito, el toro fue reubicado oficialmente en Bowling Green, donde se convirtió en símbolo del poder económico neoyorquino.

Pequeña pero firme, la Niña sin Miedo desafía al imponente toro de Wall Street. Con las manos en la cintura y la mirada al frente, simboliza la lucha por la igualdad de género en medio del poder financiero. Foto de Mark Lennihan / AP para Chicago Tribune
Pequeña pero firme, la Niña sin Miedo desafía al imponente toro de Wall Street. Con las manos en la cintura y la mirada al frente, simboliza la lucha por la igualdad de género en medio del poder financiero. Foto de Mark Lennihan / AP para Chicago Tribune

En 2017, una nueva figura transformó la escena: la Niña sin Miedo (Fearless Girl), una escultura de Kristen Visbal, apareció frente al toro en una postura desafiante, con las manos en la cintura y el mentón en alto. Representaba el empoderamiento femenino y denunciaba la escasa presencia de mujeres en puestos de liderazgo corporativo.

Pero su llegada no fue pacífica. Di Modica protestó, asegurando que la presencia de la niña alteraba el mensaje de su obra. Lo que antes simbolizaba resiliencia y fuerza, ahora parecía agresivo. Acusó a los patrocinadores de usar su escultura como telón de fondo para una maniobra comercial disfrazada de activismo. La controversia creció: mientras unos celebraban el mensaje feminista, otros lo veían como un caso de “feminismo corporativo”.

Firme, decidida y sin dar un paso atrás. La Niña sin Miedo mira de frente al mundo financiero, recordando que el coraje no depende del tamaño, sino de la convicción. Foto de DON EMMERT / AFP/Getty para Chicago Tribune
Firme, decidida y sin dar un paso atrás. La Niña sin Miedo mira de frente al mundo financiero, recordando que el coraje no depende del tamaño, sino de la convicción. Foto de DON EMMERT / AFP/Getty para Chicago Tribune

Finalmente, para calmar las aguas, la ciudad decidió trasladar a la Niña sin Miedo frente a la entrada de la Bolsa de Valores de Nueva York, en Broad Street. Ya no desafiaba al toro, pero sí se plantaba firme frente al epicentro del poder financiero mundial.

Y aunque su posición cambió, su mensaje sigue intacto: la lucha por la igualdad de género no se retira, se reposiciona. Ahora no se trata solo de resistir, sino de estar presente —visible, firme y decidida— en los espacios de poder.

Así, el toro y la niña no solo habitan las calles del sur de Manhattan: encarnan un diálogo eterno entre pasado y futuro, entre fuerza e inclusión, entre arte y transformación.

 

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