Imagina despertarte un día sintiéndote completamente solo, aunque estés rodeado de personas. Que tus pensamientos sean un torbellino de ansiedad y que el mundo parezca demandar más de lo que puedes dar. Ahora imagina que esto no es solo un día, sino una constante en la vida de muchos adolescentes. Así es como se siente la lucha silenciosa contra los trastornos de salud mental, una batalla que, en muchos casos, se libra en soledad.
Cada 2 de marzo, el mundo conmemora el Día Mundial del Bienestar Mental para Adolescentes, una fecha que nos recuerda que el bienestar emocional no es un lujo ni una exageración, sino una necesidad. Creado en 2020 por The Hollister Confidence Project, este día busca abrir el diálogo sobre la importancia de la salud mental en la juventud y eliminar el estigma que aún persiste en torno a ella. Pero la pregunta sigue en el aire: ¿estamos realmente escuchando a los adolescentes?
El bienestar mental en la adolescencia: Mucho más que «una etapa»
¿Cuántas veces has escuchado frases como «es solo una fase», «cuando crezcas se te pasará» o «todos hemos pasado por eso»? Durante años, los problemas de salud mental en la adolescencia han sido minimizados, reducidos a simples altibajos emocionales o conflictos típicos de la edad. Pero la realidad es otra.
Uno de cada cinco adolescentes sufre una condición de salud mental. La ansiedad y la depresión encabezan la lista, con un 4,4 % de los jóvenes entre 10 y 14 años y un 5,5 % de los de 15 a 19 años afectados por trastornos de ansiedad. La depresión impacta al 1,4 % de los adolescentes entre 10 y 14 años y al 3,2 % de los de 15 a 19 años. Pero el problema va más allá: TDAH, trastornos de la conducta, anorexia, bulimia, autolesiones, consumo de sustancias y, en los casos más severos, psicosis y esquizofrenia, forman parte del panorama que enfrentan miles de jóvenes en silencio.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) es clara: el suicidio es la tercera causa de muerte en jóvenes de 15 a 29 años. Y aunque el dato sea impactante, lo verdaderamente alarmante es que muchas de estas muertes pudieron haberse prevenido con el apoyo adecuado.
¿Por qué pasa esto?
No hay una sola respuesta. La salud mental es un rompecabezas en el que influyen múltiples factores:
- Presión académica y social: Las expectativas de excelencia pueden generar un peso difícil de manejar.
- Discriminación y exclusión: Para adolescentes LGBTQ+, minorías étnicas o jóvenes con discapacidad, el rechazo social puede convertirse en una carga insoportable.
- Violencia y acoso: Ya sea en el hogar, la escuela o las redes sociales, el bullying y la violencia pueden dejar heridas emocionales profundas.
- Acceso limitado a apoyo profesional: Muchos adolescentes no buscan ayuda por miedo a ser juzgados o porque simplemente no cuentan con recursos para recibir tratamiento.
¿Qué podemos hacer?
Aquí es donde todos entramos en juego. La salud mental no es solo responsabilidad de los especialistas, sino de la sociedad en su conjunto. Entonces, ¿cómo podemos hacer la diferencia?
- Hablar, escuchar, estar presentes
Parece simple, pero es clave. Preguntar «¿cómo estás realmente?» y estar dispuestos a escuchar sin juzgar puede ser un punto de partida poderoso. Las pequeñas conversaciones pueden abrir grandes caminos.
- Construir espacios seguros
Ya sea en la familia, la escuela o los grupos de amigos, es vital fomentar entornos donde los adolescentes se sientan seguros para expresar lo que sienten sin miedo a ser ridiculizados o minimizados.
- Fomentar la educación emocional
Las emociones no son algo que se «supera», sino que se aprenden a gestionar. Enseñar sobre autocuidado, resiliencia y técnicas de manejo del estrés desde la escuela puede marcar la diferencia en la vida de los jóvenes.
- Priorizar el bienestar digital
Las redes sociales pueden ser tanto un refugio como un detonante de ansiedad y baja autoestima. Es importante promover un uso consciente de las plataformas y fomentar el pensamiento crítico sobre la imagen que se proyecta en internet.
Ecuador muchas tareas pendientes
En Ecuador, la situación no es diferente. Según el Ministerio de Salud Pública (MSP), el 20 % de los adolescentes presenta síntomas de depresión o ansiedad, y al menos el 10 % ha pensado en el suicidio o lo ha intentado. Sin embargo, el acceso a servicios de salud mental sigue siendo limitado en muchas regiones.
El MSP ha fortalecido su red de atención, con más de 934.126 consultas en 2023, y ha implementado líneas de apoyo psicosocial como la línea 171 opción 6, que brinda asistencia a quienes lo necesiten. Además, organizaciones como UNICEF Ecuador trabajan en campañas para visibilizar la importancia del bienestar emocional en la juventud.
Pero esto no es suficiente. La implementación de programas en colegios, la capacitación de docentes en salud mental y la eliminación del estigma en torno a la terapia y la ayuda profesional deben ser prioridades en la agenda educativa y social del país.
El bienestar adolescente: Un compromiso de todos
El Día Mundial del Bienestar Mental para Adolescentes no es solo una fecha en el calendario. Es un recordatorio de que la salud mental no debería ser un tema tabú ni una conversación incómoda. Es una invitación a escuchar, a actuar y, sobre todo, a entender que pedir ayuda no es un signo de debilidad, sino de valentía.
Si eres adolescente y sientes que la vida te abruma, habla con alguien. No estás solo. Si eres padre, madre o cuidador, escucha sin minimizar sus emociones. Y si eres parte de la comunidad, haz lo posible por crear un entorno donde la salud mental sea una prioridad y no una preocupación olvidada.
Hoy más que nunca, la conversación sobre salud mental no puede esperar. Porque el bienestar emocional de los adolescentes es una causa que nos debe importar a todos.
