Hilda Thomas, apodada “La Diosa de Ébano”, fue un ícono indiscutible de la cultura guayaquileña. Nació en Guayaquil hace más de ocho décadas, hija de un jamaiquino que llegó al Ecuador a inicios del siglo XX para trabajar en la construcción del ferrocarril Guayaquil–Quito.
En 1955, con apenas 20 años, se unió en matrimonio al reconocido pintor argentino Edmundo González del Real, divorciado y 25 años mayor que ella. Juntos emprendieron una vida cosmopolita que los llevó a residir en Lima, Buenos Aires, Budapest, Madrid y Venecia. Durante ese tiempo, Hilda se convirtió en musa y modelo de numerosos artistas, entre ellos el célebre Pablo Picasso.
“Todos los negros bailamos… y nos faltó bailar guaracha y mambo.” Hilda Thomas
A su regreso a Guayaquil, su elegancia, carisma y figura escultural la convirtieron en pionera y símbolo de libertad. Fue la primera mujer en posar desnuda para pintores locales y una presencia infaltable en los eventos culturales de la ciudad, donde destacaba por sus joyas, sus turbantes y su orgullo por la herencia africana que siempre reivindicó con dignidad.

En la década de 1980 abrió el restaurante “La Tertulia de Hilda”, ubicado en la esquina de Hurtado y Lizardo García. El lugar pronto se transformó en punto de encuentro para la bohemia y la intelectualidad guayaquileña. Era habitual verla caminar con porte majestuoso por el boulevard 9 de Octubre rumbo a la Casa de la Cultura Núcleo del Guayas, saludando con una sonrisa a todos los que la reconocían.
Cuando la visité en 2018, Hilda residía desde hacía cinco años en el Asilo de Ancianos Carlos Luis Plaza Dañín. A pesar de su leve demencia senil, conservaba la lucidez y el buen humor que siempre la caracterizaron. Conversamos de su vida, de la cultura de Guayaquil y de sus viajes junto a Edmundo. En aquella ocasión me dijo, entre risas: “Todos los negros bailamos… y nos faltó bailar guaracha y mambo.”

Cinco años antes, en 2013, había recibido un merecido homenaje en “Ciudad Cacau – Casa de Artes y Saberes del Cacao”, gracias a la artista Patricia León Guerrero. En la invitación se incluyó una pintura de Hilda posando desnuda, símbolo de su belleza, su autenticidad y su espíritu libre.
Hilda Thomas falleció en febrero de 2019, dejando tras de sí una huella imborrable en la memoria cultural de Guayaquil. Su figura, su elegancia y su orgullo afroecuatoriano permanecen vivos en el recuerdo de quienes la admiraron.
Nota: Algunas fotografías pertenecen a la artista Patricia León y a la diseñadora Silvia Vélez.